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Noticia de dos autores: Herranz y Leo. Admaps propios
El ascenso del fascismo digital en Estados Unidos, especialmente durante la administración Trump, ha generado preocupación sobre la libertad de expresión y la inmigración. Este fenómeno se manifiesta a través de diversas técnicas que recuerdan las estrategias fascistas, como la monopolización de los medios de comunicación y el uso de las redes sociales.
La administración Trump utilizó estrategias similares a las descritas en el "decálogo fascista" de Jason Stanley, que incluyen el cierre de fronteras y la prohibición de la disidencia interna. Esta situación ha afectado directamente la vida de muchas personas.
Un ejemplo de esto es la comisionada de arte neoyorquina que expresa su temor a no poder regresar a Estados Unidos. Este temor, junto con la preocupación de un padre de origen latino con una Green Card que teme no poder regresar al país, ilustra el impacto real de las políticas y el clima político actuales.
Además, la libertad académica y la capacidad de crítica se han visto afectadas. Un amigo del autor, por sus opiniones sobre Israel, se vio obligado a trasladarse a España. Este caso demuestra cómo el clima político puede limitar la libertad de expresión y el debate abierto.
Estas tendencias se enmarcan en el contexto histórico del fascismo, donde la monopolización de los medios, el liderazgo carismático y el control de la disidencia son elementos clave. El uso de las redes sociales y la hiperexposición mediática han permitido articular este fascismo digital en plena era.
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